jueves, 2 de junio de 2011

Nacidos En Cuna de Oro... Pero Que Juegan con Lodo.

Hace cuatro años, con más de 30 empresas y cerca de 2.000 obras de infraestructura en varios países, los jóvenes empresarios de la Costa Atlántica, Guido, Manuel y Miguel Nule (Si, esos bobalicones) representaban un ejemplo de emprendimiento con notables conexiones en el mundo político. Hoy, en una cárcel colombiana, muy típica por cierto: buenas celdas, con plasma de 40 pulg., agüita caliente, comidita a la carta y con su buena wii (O sino un PSP, por lo menos) para pasar el tiempo y me imagino que deben de tener sus salidas escondidas los fines de semana; buen bien, estos son los protagonistas de la quiebra más resonante en el sector de la contratación estatal en la historia reciente y pieza clave de un escándalo de corrupción pública que sacude con fuerza telúrica la política en Bogotá.
Y es así como el 28 de junio de 2004, a pesar de que la Procuraduría General de la Nación recomendó al Instituto Nacional de Concesiones (Inco) que declarara desierta la licitación, porque existían falencias en el pliego de condiciones y era inconveniente financieramente, se le entregó al Grupo Nule la construcción de una obra clave para los intereses del país y más de un personaje poderoso: la doble calzada de la autopista Bogotá-Girardot.
En otras palabras, el Grupo Nule terminó amparado por la DNE para servir como fuente de pago de las obligaciones que adquiriera el consorcio. Tácito blindaje del Estado a una empresa que empezaba a tener apremios.
Como era de esperarse, apenas trascendió que la DNE utilizó dineros del Fondo para la Rehabilitación, Inversión Social y Lucha contra el Crimen Organizado (Frisco) para proteger recursos de los Nule en el Consorcio Bogotá-Fusa, el tema fue denunciado. Se tramitaron dos acciones populares y la Procuraduría abrió investigación. El Grupo Nule empezó a darle largas a la devolución del “préstamo”, en octubre de 2009 pidió plazo para pagar en febrero de 2010 y, finalmente, lo hizo esa fecha. El caso sigue sin solución en la justicia.
El episodio quedó saldado, pero en los organismos de control quedó importante información financiera. 
La obra de la doble calzada Bogotá-Girardot siguió enredada y hoy prosigue gracias a que un Fondo Internacional administra las acreencias del Grupo Nule. Pero al tiempo que Guido, Manuel y Miguel Nule pasaban como dice mi abuela: las duras y las maduras ante la opinión pública por esta importante obra, ya cargaban sobre sus espaldas el descrédito que hoy los tiene en el ojo del huracán. Los incumplimientos en la Fase III de Transmilenio de la calle 26 en Bogotá, que terminaron por sacar a flote sus inconsistencias económicas, malos manejos y grandes errores. En pocos meses se precipitó el caos operativo.
El Grupo Nule se empezó a atrasar en los trabajos, el alcalde Samuel Moreno comenzó a ser blanco de críticas, los concejales ejercieron su oficio, los medios de comunicación iniciaron su secuencia de informes críticos y a los primos Guido, Manuel y Miguel se les vino “ la horrible noche”, como se canta en nuestro himno. La Empresa de Acueducto de Bogotá detectó una conexión de agua potable no autorizada en los tramos de trabajo de los Nule y entabló pleito. Del Huila llegó el reporte de que el gobernador reclamaba a los Nule ceder el corredor del Paletará por incumplimiento.
A principios de 2010, el Grupo Nule parecía en retirada. La Superintendencia Financiera acusó a sus promotores de estar captando dineros del público de forma masiva sin autorización legal.  
Pero la mala hora del Grupo Nule apenas se iniciaba. La Unidad Anticorrupción de la Fiscalía llamó a interrogatorio a Guido, Manuel y Miguel Nule por sus retrasos en la Fase III de Transmilenio. Un tribunal de arbitramento de la Cámara de Comercio de Bogotá falló en favor de la Empresa de Acueducto. No pudieron participar en las dos grandes obras adjudicadas en el remate del gobierno Uribe, la Ruta del Sol y la Autopista de Las Américas. Únicamente faltaba un voluntario puntillazo.
Se dio el 1º de julio de 2010 cuando el director del Fondo Internacional Hansa Holdings, Alberto Hernández, anunció que, en compañía de la empresa Invertotal y, a través de la recién creada firma Solutions & Infraestructure Technologies Colombia (SIT), asumía todos los bienes del Grupo Nule. Semanas después la Superintendencia de Sociedades declaró la existencia de este grupo empresarial como una medida para impedirle eludir deudas superiores a los $500 mil millones (US$270,4 millones), sin contar las multas y los pleitos pendientes.
En pocas palabras, el imperio de los Nule, en otro tiempo próspero y ejemplar, se comenzó a desmoronar como un castillo de naipes.
Muchas de sus obras siguen en veremos y las deudas a sus trabajadores sin saldo. Pero Guido, Manuel y Miguel ya están “presitos” en Colombia, lo raro es que no corrieron con la suerte de su tío y padre, el ex gobernador Miguel Nule cuando empezaron a investigarlo por parapolítica. Después lo absolvieron, como no ha sucedido con los jóvenes empresarios. En contraste, ellos decidieron encender un ventilador que hoy salpica a diestra y siniestra. El alcalde Samuel Moreno, su hermano Iván, el ex ministro de Transporte Andrés Uriel Gallego, el excontralor distrital Miguel Moralesrussi, los empresarios Álvaro Dávila, Julio Gómez y Emilio Tapia, la ex directora del IDU Liliana Pardo. Los Nule quieren pasar su cuenta de cobro sin incriminarse, posando de víctimas, comenzaron desde el exterior amenazando con correos, cheques y grabaciones, con toda seguridad los poseen y ya lo probaron con una cinta que hoy tiene contra las cuerdas al excontralor Moralesrussi y al congresista Germán Olano. No en vano llegaron a ser los contratistas de Colombia. No quieren dejar títere con cabeza.
Desde su cómoda prisión están señalando. Y seguirán haciéndolo al acomodo de las distintas fuerzas políticas. De la justicia no se sabe. Se dice que antes de salir del país entregaron pruebas. Lo cierto es que de la noche a la mañana tres empresarios menores de 40 años llegaron a convertirse en los principales contratistas del Estado y en el país se sabe que eso tiene un precio. Las acciones y omisiones de los servidores públicos o empresarios privados, como las acciones de los Nule, deben ser investigadas (Que no ven que en Colombia, da mas la corrupción que ir por el camino derecho o incluso da mas que el mismo Narcotráfico o la guerra contra los grupos insurgentes). El escándalo ya comenzó, así  alquilemos balcón como en Chepe Fortuna, tan solo  esta es una realidad muy pero… muy típica colombiana.

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